martes, 29 de mayo de 2012

Ana y el Pensamiento Tercermundista

Aquél día, Ana (que en ese entonces contaba con 5 años de edad y cursaba el último año de kinder) realizaba una tarea muy importante, ésta consistía en trazar el dibujo de una flor que posteriormente debía ser rellenado con bolitas de papel crepé, no importando el color y sí la correcta disposición de ellas en toda la imagen. Ana se esforzó muy duro toda la tarde y parte de la noche para obtener un hermoso resultado, y así fue, realmente así fue.
Al día siguiente cuando llevó el trabajo a la clase, la maestra le pidió que enseñara a todo el grupo lo que hizo. La niña estaba feliz, sabía que su dibujo era maravilloso; sin embargo los niños comenzaron a reír sin parar, le gritaron que no sabía dibujar y mucho menos acomodar bolitas de papel crepé. La maestra, que también fue parte de la algarabía y la burla, le explicó que no cumplió con las instrucciones y que además, había hecho un diseño diferente al indicado. Ana se sentía verdaderamente triste, consideró que no poseía talento, que los dibujos y los papeles de colores no fueron hechos para ella. Sus compañeros le recordaban día a día su error. Ana creció con la idea de que esas habilidades eran únicamente para personas privilegiadas, llegó a pensar incluso en ingresar a una academia artística pero el trauma de la niñez la hizo retroceder, porque desde el inicio le hicieron creer que jamás podría avanzar, que crear arte es un don que la naturaleza le negó, sin saber que aquél dibujo era el inicio de una nueva corriente artística que jamás sería conocida.
¿Cuántas veces hemos escuchado: “México jamás avanzará”, “Somos una nación pobre que arrastra los errores del pasado basados en sistemas políticos fatídicos y un pueblo prostituido que se vende por unos cuantos pesos. Fulanito Sabelotodo, ganador del Premio Piensa y no Actúa 2012…”, “el desarrollo es algo inalcanzable”, “para que esforzarse, si todo va a ser igual”, “anularé mi voto, gane quien gane el país seguirá hecho una mie#!&”, “algún día me iré a los united states apá, ahí sí hay buena lana, es mejor que quedarse aquí a morirse de hambre”, “¡ah! Que el gobierno se encargue”, “hermanos, confiemos en que Dios hará el cambio en la República Mexicana, simplemente debemos orar y esperar”? ¡BASTA! No podemos, mejor dicho, no debemos seguir cargando con las etiquetas que se nos han impuesto durante tanto tiempo.
México es un país que genera un gran impacto en el mundo, no por sus exquisitas playas, ni por las extensas cordilleras que lo recorren, mucho menos por sus selvas o sus múltiples culturas, ni por sus exportaciones y abundantes recursos, tampoco por sus adelantos que sabemos que son muy pocos, sino más bien por la mediocridad de su gente, somos mediocres y esa es la verdad. Somos conformistas, la palabra partícipe está al borde de la extinción en nuestro vocabulario, aceptamos todo lo que los grupos dirigentes nos imponen, no rechistamos nada, somos como las jirafas, el único mamífero que no emite sonidos, no porque no quieran sino porque no pueden, mientras que nosotros omitimos la idea de levantar la voz y unir nuestras manos para exigir un cambio, para avanzar, para deshacernos de la corrupción, del analfabetismo, de la deuda externa, de la escasez de agua y alimentos, de la democracia corroída que nos gobierna y de los malos dirigentes, de la comparación constante con los otros países, de servicios de baja calidad, de la creciente pobreza, del narcotráfico, de la injusticia, de los secuestros y homicidios, de la violencia, deshacernos de la falta de solidaridad, de la carencia de valores, de una mala educación, de la religión que obstruye el propio criterio y paga los lujos turísticos de un papa, de las instituciones gubernamentales que impiden el avance, del poco deseo por aprender, de una sociedad dividida, deshacernos … del miedo.
¿Y me preguntan en qué diferimos de los países primer mundistas? Es fácil, analicen el párrafo anterior, escriban lo contrario y hallarán la respuesta.
No seamos como Ana, confiemos en nosotros mismos, no demos por hecho que no se puede, porque tal vez con empeño creemos para México y ¿por qué no? También para el mundo, una nueva corriente artística de vivir.

José Juan Parra Sánchez

2 comentarios:

  1. Gabriela Irigoyen Pérez1 de junio de 2012, 0:59

    wooow....muy buen trabajo! la verdad se me hizo muy interesante y no lo senti pesado, debo darte merito por usar un ejemplo cotidiano, eso nos hace acercarnos mas al tema, identificarnos y poder ser autocriticos en cuanto a las actitudes. he de recnocer que es tan cierto...vivimos a base de la mediocridad y ademas es por ella que nos reconocen

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  2. Sebastián Arámburo Vizcaíno1 de junio de 2012, 1:45

    Muy original la manera en como planteas la forma de pensar del tercer mundo, pero siento que te falto abarcar un poco más en la del primer mundo. Podrías haber puesto un ejemplo de una persona del primer mundo y comparar como hubiera reaccionado ante la misma situación que Ana.

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