martes, 29 de mayo de 2012

Queremos ser primermundistas.

Imagina que es lo único que tienes que hacer, desearlo. Suena muy bien si lo ponemos de esa manera, todo sería más fácil si tan solo con pedir algo se tuviera enseguida, sin embargo, la vida no funciona así. Para lograr metas hay que esforzarse, las cosas no siempre llegan por si solas y menos un cambio de esa magnitud. No podemos exigir un cambio en la mentalidad si ni siquiera tenemos clara la que ya poseemos. A mi parecer, ese es el problema en México y demás países denominados “tercermundistas”, es decir, solamente piensan en la meta pero no se ocupan en cómo llegar a ella, están tan enfocados en la comparación con otros países viendo en que son mejores o en que están peor que se olvidan de analizar bien el caso propio y comenzar a proponer soluciones adecuadas. Los países primermundistas saben que van adelante, esto los impulsa a seguir trabajando e ir superándose día con día, puesto que saben que si ya han alcanzado metas pueden utilizar nuevas ideas y lograr avances o resultados aun mejores. Por el contrario, yo percibo el pensamiento tercermundista como lo opuesto, esto no quiere decir que no haya interés en la superación, si no que a pesar de que se quiere un cambio y un avance, la misma mentalidad lo impide puesto que al ver la forma en la que viven los países primermundistas se cree que no hay oportunidad o que se puede pero estará difícil. Todos estos pensamientos limitantes influyen y van esparciéndose hasta hacerse comunes, van perjudicando poco a poco y llenando mentes de pensamiento negativo, de manera que cuando alguien propone una nueva forma de avanzar los demás no apoyan la propuesta pues sienten que necesitan algo mejor porque con eso no será suficiente para superar el retraso; puede ser que al exigir más, la idea vaya reformándose y se acerque al objetivo, todo parece un buen plan pero al final, lamentablemente, termina siendo solo eso, un plan. Los tercermundistas somos expertos en planear, pero no en actuar. Para solucionar ese comportamiento debemos comenzar con actos pequeños, como habitantes de éste país estamos consientes de lo que hace falta para mejorar y sabemos que cuando se quiere un cambio hay que empezar por uno mismo y en situaciones sencillas para así ir avanzando. Si cada mexicano se planteara cambiar por sí mismo y por su país y lo cumpliera, en poco tiempo estaríamos progresando, pero si todos queremos cambio y solo unos cuantos trabajan por lograrlo mientras los otros solo observan y van poniendo trabas u obstáculos, entonces seguiremos como estamos ahora y con el paso del tiempo peor. Para mí, el cambio funciona en cadena, desde el momento que alguien se esfuerza y comienza a trabajar para mejorar algo, lo que sea, contagia mínimo a una persona y esa persona a otra y así sucesivamente, entonces por qué no comenzar a pensar de manera positiva y convertir ese pensamiento en acciones, contagiar el deseo de auto superación y no quedarse con los brazos cruzados. Cuando la cadena de pensamientos y acciones llegue lejos, entonces se empezará a ver un resultado.

Br. Mariela Sanguino Gil.

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