martes, 29 de mayo de 2012

Pensamiento primermundista

El primer mundo son los países con un alto grado de desarrollo humano, donde los ciudadanos poseen, en su gran mayoría, grandes niveles de salud, riqueza, educación, servicios y calidad de vida. El tercer mundo se refiere a aquellos países que están en un nivel inferior a comparación de los del primer mundo en los estándares de salud, servicios, educación y nivel económico. Originalmente los estos términos se utilizaban para definir las economías durante la Guerra Fría: primer mundo eran los capitalistas, segundo mundo los socialistas y tercer mundo los neutros. En la actualidad el primer mundo son los países desarrollados y los del tercer mundo los subdesarrollados.
La educación es la base de la manera de pensar de los países del primer mundo. Desde pequeños se les inculcan valores de respeto, competitividad, igualdad de género, prevención de adicciones, etc. Todo esto les da una postura ante el mundo muy diferente a la postura de los tercermundistas. Por ejemplo, los países desarrollados tienen una posición positiva frente a los impuestos, pagan sus impuestos felices porque saben que el gobierno va a utilizar ese dinero de la mejor manera posible, y eso que pagan la mayor cantidad de impuestos. Mientras que los subdesarrollados, como por ejemplo México, nos quejamos de ellos y hacemos todo lo posible para evitarlos porque sabemos que el gobierno va a mal utilizar ese dinero debido a la corrupción.
Pero una cosa es la cultura de estos países, y otra es la inteligencia o creatividad. Los países desarrollados hacen creer que solo ellos son capaces de generar seres humanos exitosos. Si bien es cierto se les facilita un desarrollo más integro debido a los recursos económicos con los que cuentan, la inteligencia o la creatividad son característica de todos los seres humanos.
El primer mundo nos hace creer que solo ellos son competentes, pero una persona de tercer mundo que se lo propone es capaz de competir en el primer mundo. Sin embargo esto es complicado, muchas veces se nos infravalora y debido a las necesidades económicas que tenemos, nos conformamos con un sueldo mucho menor al de alguien de nuestra misma capacidad, pero del primer mundo. Esta es una forma de esclavitud, ya que se al reducir nuestros recursos se nos impide poder llegar al desarrollo, y así los desarrollados aseguran su lugar en la parte alta.
La educación es la única forma de combatir esto. Es la clave para cambiar nuestra postura ante el mundo, pero esto es lo más difícil. ¿Cómo pedirle a alguien que a crecido en un ambiente tercermundista que enseñe a las nuevas generaciones un pensamiento primermundista? Y se complica más cuando queremos hacer que la educación de calidad llegue hasta los lugares más remotos del país, para poder lograr así un nivel de competencia nacional.

Sebastian Aramburo

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