La mentalidad del tercer mundo

¿Qué es lo que significa ser de primer mundo? En un principio este término está ligado a los países capitalistas, pero la concentración de recursos financieros no es lo único que los convierte en países de primer mundo. Para obtener esa clasificación se considera los estándares de vida de los habitantes, en estas naciones existe una buena distribución de la riqueza, misma que se emplea para el desarrollo humano.
El uso de los recursos es manejado por las instituciones democráticas, y son estas las que deciden en que invertirlos. Es sabido que los impuestos en los países de primer mundo son altos, pero los ciudadanos exigen el correcto destino de sus contribuciones.

En caso contrario están los considerados de tercer mundo, que son países con un pobre desarrollo. Estos no poseen tantos adelantos técnicos, lo que afecta en los estándares de vida. En estos la riqueza se concentra en un solo sector haciendo que solo unos cuantos alcancen las condiciones de vida óptimas. En estas naciones como en el caso de México, las instituciones en lugar de favorecer a su desarrollo solo logran alentarlo o incluso detenerlo. Pero al contrario del primer mundo las personas no hacen nada para garantizar que lo que aportan se use en algo realmente necesario.

¿A qué se debe que las personas tengan la capacidad de exigir? Es algo simple, es debido a la manera de pensar. En el primer mundo, las personas poseen una mente capaz de analizar y reflexionar para tener un propio punto de vista. Esto se debe a la búsqueda de superación, de no conformarse, de armarse de conocimiento, de cuidar de su salud, de crecer individualmente para mejorar a la colectividad.

Mientras en el tercer mundo, existe un conformismo, donde la mediocridad es algo aceptable. De igual manera los tercermundistas son demasiado apáticos, no buscan involucrarse en los asuntos del país, son tan pasivos que todo lo que les sea impuesto es aceptado sin cuestionar. En su mentalidad creen ciegamente que las instituciones son las que poseen toda la capacidad de dirigir por buen camino a la nación. Es fácil ver la mediocridad de las personas del tercer mundo si se observa donde se encuentran sus valores, sus prioridades que realmente son de dar pena.

Al final estos países son ricos culturalmente y poseen lo necesario para superarse, pero mientras esa mentalidad no se modifique el cambio en su situación no podrá darse como es deseado.


Autor:
Iván Ismael Manzano Canul